domingo, 3 de julio de 2011

La cuidad desierta

Pasear. Escuchar el susurro del viento excesivamente cálido de un verano excesivamente monótono. Observar cada detalle, cada árbol, cada piedra en el camino, la suciedad del suelo. Mirar las caras a mi alrededor, apurar el vodka en la soledad de un bar y pedir otra copa que me sepa a tus besos de alcohol, que me recuerde a las noches de luna creciente en tu cama, en tus brazos. Y recordarte, y desearte, y temer no poder más.
Por primera vez, me fijo en lo borrosas que me resultan las caras de la gente que tengo alrededor. En la cantidad   de gente que me rodea y, aun así, en cómo de desierta puede estar una ciudad aunque falte una sola persona... cuando esa persona es quien más te importa. Cuando eres tú...

domingo, 22 de mayo de 2011

Falling apart

Cuando abres los ojos ante la realidad y sabes que has perdido algo valioso, te paras a pensar en los buenos momentos vividos con lo que has perdido, sabiendo que, por desgracia, son irrepetibles, que no van a volver, que sólo son recuerdos golpeándote el alma a cada paso que das. Cuando sabes que nada volverá a ser como antes, los recuerdos no sirven. Sólo para doler. Y te pones a calcular y recuerdas por qué abandonaste las Matemáticas: no porque se te dieran mal, sino porque te mostraban verdades irrefutables, porque las sumas y restas te daban más días esperando y luchando que consiguiendo. Descubres que más de la cuarta parte del tiempo fueron quimeras, esperas, palos de ciego, luchas fallidas, esperanzas perdidas... y sueños rotos.

sábado, 14 de mayo de 2011

CARTAS BEBO, CARTAS SOY

Ella consiguió insuflar sensibilidad a mi corazón, como quien toca concienzudamente las teclas de un piano de cola, empezando con una melodía tosca para acabar componiendo la inacabada décima sinfonía. Me enseñó a amar descubriendo lugares y sentimientos que ni yo misma sabía que existían en mí.
Ella tenía luz y supo iluminarme, aunque después acabé por convertirme en sombra y fantasma de mí cuando se fue. Y recuerdo ese libro de Diego San Pedro, "Cárcel de amor".  Se bebió las cartas de su amada. Sí: se las bebió. Murió de amor, pero tenía suerte: él, al menos, tenía cartas de amor que beber. Yo soy sombra. Ella se llevó mi luz. Yo... no tengo nada.

martes, 10 de mayo de 2011

FUSIÓN DEL NÚCLEO

No. No te equivoques. Yo no quería ser tu Chernobil, o tu Fukushima. Yo no quería devastarte y dejar huella en ti durante años. No soy sádica. Matarte poquito a poco nunca fue mi opción. Sólo quería tu cariño, tu calor, tu compañía. Quería quererte y despertar contigo. Cuidaba cada pequeño paso para no pisarte. Y por protegerte de mí, he entrado en guerra nuclear conmigo misma. Bravo, interior, lo has conseguido, ahora no sé lo que quiero. Quién tuviera la suerte de tener a su disposición un equipo de héroes suicidas anónimos dispuestos a refrigerar el núcleo. Por desgracia o suerte, yo no. Mis reactores siguen echando humo por ti.